La curiosidad, la ausencia de un conocimiento bien fundamentado, el tiempo libre y un lugar llamado Internet donde se pueden encontrar todas las respuestas a cualquier pregunta que se pueda tener o contactar con cualquier persona que se desee, son un caldo de cultivo para pasar la mayor parte del tiempo en ese lugar. Los menores tienen esas características en común.
Internet ha ampliado el mundo de los adolescentes y los niños, permitiéndoles socializar y expresarse, aumentando sus recursos para el estudio, introduciendo una forma de interacción y aprendizaje más basada en la relación entre pares. Esos son los lados brillantes de Internet, pero también tiene un lado oscuro, que no podemos ignorar.
Hay dos tipos de adicciones: Puedes hacerte adicto a una sustancia, pero también puedes hacerte adicto a un proceso. Este tipo de adicción se suele categorizar como “nuevas adicciones”, “adicciones no químicas” o “adicciones de comportamiento”. A veces, cuando pasas mucho tiempo haciendo algo, puedes desarrollar una adicción a este proceso. Cuando se es adicto a pasar el tiempo en Internet, eso tiene un nombre: adicción a Internet o netholismo.
Definición
Adicción a internet o netolismo
El netholismo es un trastorno de adicción a Internet, también conocido como uso compulsivo de Internet. No consiste en pasar mucho tiempo en Internet, sino en dejar que esto interfiera con la vida diaria debido a la dependencia de su uso.
Este desorden ha aumentado profusamente debido al hecho de vivir en una sociedad permanentemente conectada. Cualquier cosa que puedas necesitar, puedes encontrarla en Internet: si no encuentras la talla adecuada de una camisa en una tienda, puedes comprarla en Internet; si no quieres cocinar, puedes pedir comida para que te la entreguen allí; si no tienes un hermano con quien jugar a la vídeoconsola, puedes jugar con un extraño en línea; si necesitas estudiar, puedes acceder a todos los libros, artículos y otros recursos a través de Internet.
En estos escenarios, es muy difícil poder distinguir si un menor está experimentando algún tipo de trastorno de adicción a Internet. No obstante, hay algunas formas de descubrir este tipo de trastorno. Para ello, como padres, podríamos hacernos algunas preguntas:
¿Es el menor incapaz de dejar de usar los medios sociales cuando se le pide que lo haga?
¿Está el menor comprando compulsivamente por Internet?
¿Juega excesivamente a los videojuegos online?
¿Está apostando en Internet?
¿Pasa todo el día frente a la computadora?
¿Tiene problemas con las relaciones sociales fuera de Internet?
¿Está experimentando algún problema por no hacer sus tareas o sus notas están bajando?
Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es afirmativa, debemos examinar a fondo el comportamiento del menor, ya que podría estar experimentando un trastorno de adicción a Internet o netholismo.
Sin embargo, sólo será una pista. Como dijimos antes, vivimos en un mundo conectado las 24 horas y las barreras entre el uso normal de la red y el uso abusivo de la misma son leves. Por lo tanto, hay que comprobar si este tipo de comportamiento tiene algún impacto negativo en la vida del menor. Si el menor no es capaz de priorizar sus deberes y tareas por encima de estar conectado, está claro que tiene un problema.
Ejemplo
Es la hora de la cena y llamas a tu hijo para que acuda a la mesa, pero no viene. Lo llamas tres veces, pero tiene el smartphone en la mano, y no está dispuesto a dejar lo que está haciendo. Incluso en la mesa, continúa revisando las historias de su perfil de Instagram. Coges su smartphone y lo guardas en el bolsillo y está literalmente sufriendo porque no puede seguir con lo que estaba haciendo.
Otra forma de averiguar si el menor sufre este trastorno es analizar la cantidad de tiempo que pasa utilizando los dispositivos digitales, la frecuencia y las manifestaciones emocionales por no estar conectado. Si el menor parece estar deprimido, ansioso o agitado cuando no está conectado, o si experimenta frecuentes cambios de humor, la razón podría ser la adicción a Internet.
El trastorno de la adicción a Internet también puede tener manifestaciones físicas, como mala nutrición, dolor de cuello, insomnio, sequedad de ojos o mala higiene. Con el fin de prevenir la adicción a Internet, es preciso adoptar algunas medidas útiles:
– Limitar el tiempo de uso de los dispositivos digitales. No sólo por un número fijo de horas, sino también controlando el tiempo del día para utilizarlos. Por ejemplo, nunca utilizar el ordenador después de la cena.
– Organizar charlas en la escuela sobre la correcta utilización de Internet.
– Priorizar los momentos familiares sobre las TIC
– Los niños siempre deben usar Internet bajo la supervisión de un adulto
– Se deben instalar herramientas de control parental (véase el capítulo 1) para evitar la entrada de niños y adolescentes en sitios web de juegos de azar o pornográficos.
La curiosidad, la ausencia de un conocimiento bien fundamentado, el tiempo libre y un lugar llamado Internet donde se pueden encontrar todas las respuestas a cualquier pregunta que se pueda tener o contactar con cualquier persona que se desee, son un caldo de cultivo para pasar la mayor parte del tiempo en ese lugar. Los menores tienen esas características en común.
Internet ha ampliado el mundo de los adolescentes y los niños, permitiéndoles socializar y expresarse, aumentando sus recursos para el estudio, introduciendo una forma de interacción y aprendizaje más basada en la relación entre pares. Esos son los lados brillantes de Internet, pero también tiene un lado oscuro, que no podemos ignorar.
Hay dos tipos de adicciones: Puedes hacerte adicto a una sustancia, pero también puedes hacerte adicto a un proceso. Este tipo de adicción se suele categorizar como “nuevas adicciones”, “adicciones no químicas” o “adicciones de comportamiento”. A veces, cuando pasas mucho tiempo haciendo algo, puedes desarrollar una adicción a este proceso. Cuando se es adicto a pasar el tiempo en Internet, eso tiene un nombre: adicción a Internet o netholismo.
Definición
Adicción a internet o netolismo
El netholismo es un trastorno de adicción a Internet, también conocido como uso compulsivo de Internet. No consiste en pasar mucho tiempo en Internet, sino en dejar que esto interfiera con la vida diaria debido a la dependencia de su uso.
Este desorden ha aumentado profusamente debido al hecho de vivir en una sociedad permanentemente conectada. Cualquier cosa que puedas necesitar, puedes encontrarla en Internet: si no encuentras la talla adecuada de una camisa en una tienda, puedes comprarla en Internet; si no quieres cocinar, puedes pedir comida para que te la entreguen allí; si no tienes un hermano con quien jugar a la vídeoconsola, puedes jugar con un extraño en línea; si necesitas estudiar, puedes acceder a todos los libros, artículos y otros recursos a través de Internet.
En estos escenarios, es muy difícil poder distinguir si un menor está experimentando algún tipo de trastorno de adicción a Internet. No obstante, hay algunas formas de descubrir este tipo de trastorno. Para ello, como padres, podríamos hacernos algunas preguntas:
Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es afirmativa, debemos examinar a fondo el comportamiento del menor, ya que podría estar experimentando un trastorno de adicción a Internet o netholismo.
Sin embargo, sólo será una pista. Como dijimos antes, vivimos en un mundo conectado las 24 horas y las barreras entre el uso normal de la red y el uso abusivo de la misma son leves. Por lo tanto, hay que comprobar si este tipo de comportamiento tiene algún impacto negativo en la vida del menor. Si el menor no es capaz de priorizar sus deberes y tareas por encima de estar conectado, está claro que tiene un problema.
Ejemplo
Es la hora de la cena y llamas a tu hijo para que acuda a la mesa, pero no viene. Lo llamas tres veces, pero tiene el smartphone en la mano, y no está dispuesto a dejar lo que está haciendo. Incluso en la mesa, continúa revisando las historias de su perfil de Instagram. Coges su smartphone y lo guardas en el bolsillo y está literalmente sufriendo porque no puede seguir con lo que estaba haciendo.
Otra forma de averiguar si el menor sufre este trastorno es analizar la cantidad de tiempo que pasa utilizando los dispositivos digitales, la frecuencia y las manifestaciones emocionales por no estar conectado. Si el menor parece estar deprimido, ansioso o agitado cuando no está conectado, o si experimenta frecuentes cambios de humor, la razón podría ser la adicción a Internet.
El trastorno de la adicción a Internet también puede tener manifestaciones físicas, como mala nutrición, dolor de cuello, insomnio, sequedad de ojos o mala higiene. Con el fin de prevenir la adicción a Internet, es preciso adoptar algunas medidas útiles:
– Limitar el tiempo de uso de los dispositivos digitales. No sólo por un número fijo de horas, sino también controlando el tiempo del día para utilizarlos. Por ejemplo, nunca utilizar el ordenador después de la cena.
– Organizar charlas en la escuela sobre la correcta utilización de Internet.
– Priorizar los momentos familiares sobre las TIC
– Los niños siempre deben usar Internet bajo la supervisión de un adulto
– Se deben instalar herramientas de control parental (véase el capítulo 1) para evitar la entrada de niños y adolescentes en sitios web de juegos de azar o pornográficos.