El grooming se define como el acoso cibernético llevado a cabo deliberadamente por un adulto para establecer una relación y un control emocional sobre un menor con el fin de preparar el terreno para el abuso sexual.
En algunos casos, se realiza entre menores, pero normalmente con una diferencia de edad, donde el mayor suele ser el acosador.
El objetivo de la captación de menores es ganar la confianza del menor, obtener imágenes o vídeos de contenido sexual, e incluso conocerse en persona. Estos actos pueden constituir delitos de corrupción, prostitución y abuso sexual de menores.
Este tipo de ciberacoso está estrechamente relacionado con la pedofilia, ya que muchos también se aprovechan de las imágenes que han obtenido para extorsionar, al menos, difundiendo las imágenes si no aceptan las condiciones impuestas por el agresor.
Definición
Grooming
… el adulto intenta ganarse la confianza del menor, generalmente con fines sexuales. Esto sucede en Internet, pero a veces el acosador trata de establecer contacto en persona.
: Normalmente, los“groomers” – acosadores – llevan a cabo las siguientes fases:
– Gancho: El acosador hace preguntas a la víctima para conocerla, como su edad y ubicación geográfica. Posteriormente, intenta conocer sus gustos y preocupaciones, para adaptarse a ellos, tener aspectos en común y ganarse su confianza. Aquí, el acosador no presiona con preguntas que puedan asustar o alejar al niño, sino que trata de fortalecer los lazos de amistad con ellos.
– Lealtad: Después de hacerse amigo de la víctima y de ser amable, interesante y con muchas afinidades, el acosador se asegura de que su nuevo amigo quiera seguir hablando con él. Para lograrlo, suele hablar de temas de interés mutuo: deportes, música, escuela, etc., y luego continúa con los asuntos familiares, con quién vive, cómo es su familia, lo que hacen sus padres, etc.
– Seducción: Con toda la información y la confianza construidas hasta el momento, el acosador se dedica a seducir, incluyendo temas sexuales en las charlas, e intentando intercambiar imágenes con la víctima. Al halagarlas y generar en ellas un sentimiento de deuda, el acosador conseguirá que cumplan la mayoría de sus peticiones.
– Acoso: En este punto el acosador ya tiene una idea cercana de lo que puede obtener del niño: tiene su información privada y familiar, conoce sus gustos, miedos y tiene fotos de él o ella. El objetivo ahora se hace más claro: establecer una relación sexual, aunque inicialmente sea virtual. Es posible que en esta etapa el acosador se muestre tal y como es, utilizando el chantaje, las amenazas y la manipulación para lograr sus objetivos.
En algunas ocasiones, las primeras etapas pueden comenzar cara a cara con una persona conocida previamente por el niño, que posteriormente continúa con el abuso sexual.
En algunos casos, puede haber dos fases más:
– Búsqueda: En una primera fase, gracias a toda la información que los menores ponen en las redes sociales no supervisadas, en los chats, las redes sociales y los foros, el acosador busca a sus víctimas teniendo en cuenta factores como; la vulnerabilidad, la necesidad emocional, la baja autoestima, la soledad y la poca atención de los padres.
– Aislamiento: En una fase intermedia entre el enganche y la seducción, el agresor aprovecha la confianza que ha ganado con el niño y el conocimiento adquirido para tratar de aislarlos de sus amigos y familiares, con el fin de controlar mejor al niño, convertirse en la persona más cercana e impedir que se pongan en contacto con alguien para contarle lo que les está pasando.
Los cambios o síntomas que sufre la víctima pueden dividirse en cuatro grupos diferentes:
Cambios en los hábitos en relación con diferentes áreas:
– en el uso de dispositivos o Internet.
– en la asistencia a clase. Por ejemplo, la ausencia mal justificada.
– abandono o ausencia en las actividades habituales.
– altibajos en los tiempos de estudio y en el rendimiento escolar.
– variaciones en las actividades de ocio.
– modificación de los hábitos alimenticios.
– disminución de la capacidad de concentración y mantenimiento.
– ocultación especial al comunicarse a través de Internet o del teléfono móvil.
Cambios de humor:
– cambio de humor.
– momentos de tristeza, apatía o indiferencia.
– actitudes inusuales de relajación y tensión, incluso reaccionando agresivamente.
– explosiones momentáneas de agresividad.
Cambios en sus relaciones:
– cambios de grupo extraños y repentinos, ausencia de amigos y relaciones sociales.
– no defenderse o reaccionar exageradamente a las supuestas bromas u observaciones públicas. Pueden ser comentarios aparentemente inofensivos, pero para la víctima pueden tener otro significado.
– miedo u oposición a salir de casa.
– reservas excesivas en la comunicación.
– cambios en sus grupos de amigos, a veces cambios radicales.
– variaciones en la relación con los adultos, en términos de su frecuencia y su dependencia.
– la variabilidad de los grupos e ídolos o modelos a seguir e imitar.
cambios y síntomas físicos y psicosomáticos, tales como:
◦ modificaciones en su lenguaje corporal en presencia de ciertas personas, evitando el contacto o encerrándose en sí mismos.
◦ en el ámbito escolar, el miedo al recreo y a los lugares visibles.
◦ manifestaciones frecuentes de enfermedades o dolencias.
◦ frecuentes lesiones físicas sin explicación razonable, pérdida o deterioro de las prendas de vestir.
◦ mareos frecuentes con síntomas poco comunes.
◦ dolores de cabeza o de estómago que causan la pérdida de actividades o de asistencia a la escuela.
Las recomendaciones para prevenir el grooming son:
En el núcleo familiar es importante promover una comunicación intrafamiliar fluida, facilitando así la posibilidad de hablar con los niños sobre Internet, las redes sociales y los posibles peligros relacionados con ellas, por lo que es esencial advertirles sobre los datos que no deben proporcionar a través de estos canales.
También es aconsejable educar al menor en el uso seguro de Internet, sus herramientas, servicios y sobre las redes sociales, con el consejo previo de no proporcionar datos, ni de aceptar extraños. Se trata de formarles ofreciéndoles los conocimientos y herramientas necesarias para que sean cada vez más autónomos en el uso de las redes. Las medidas de supervisión y control deben adaptarse a la edad del niño, niña o joven que se desea supervisar.
Los centros educativos pueden elaborar acciones concretas contra el acoso sexual, contando entre el personal docente con expertos que canalicen y faciliten la información y el funcionamiento técnico de los mecanismos y dispositivos.
También pueden adoptar metodologías que faciliten la inserción y enfocar dentro de los contenidos los problemas de grooming, así como lanzar medidas dirigidas a la prevención.
En el caso de los menores, deben evitar proporcionar imágenes e información comprometedoras a nadie, así como hacerlas accesibles a terceros. Deben rechazar los mensajes sexuales o pornográficos y, en todo caso, pedir ayuda en situaciones nuevas o delicadas, especialmente si implican inseguridad o angustia emocional.
El grooming se define como el acoso cibernético llevado a cabo deliberadamente por un adulto para establecer una relación y un control emocional sobre un menor con el fin de preparar el terreno para el abuso sexual.
En algunos casos, se realiza entre menores, pero normalmente con una diferencia de edad, donde el mayor suele ser el acosador.
El objetivo de la captación de menores es ganar la confianza del menor, obtener imágenes o vídeos de contenido sexual, e incluso conocerse en persona. Estos actos pueden constituir delitos de corrupción, prostitución y abuso sexual de menores.
Este tipo de ciberacoso está estrechamente relacionado con la pedofilia, ya que muchos también se aprovechan de las imágenes que han obtenido para extorsionar, al menos, difundiendo las imágenes si no aceptan las condiciones impuestas por el agresor.
Definición
Grooming
… el adulto intenta ganarse la confianza del menor, generalmente con fines sexuales. Esto sucede en Internet, pero a veces el acosador trata de establecer contacto en persona.
: Normalmente, los“groomers” – acosadores – llevan a cabo las siguientes fases:
– Gancho: El acosador hace preguntas a la víctima para conocerla, como su edad y ubicación geográfica. Posteriormente, intenta conocer sus gustos y preocupaciones, para adaptarse a ellos, tener aspectos en común y ganarse su confianza. Aquí, el acosador no presiona con preguntas que puedan asustar o alejar al niño, sino que trata de fortalecer los lazos de amistad con ellos.
– Lealtad: Después de hacerse amigo de la víctima y de ser amable, interesante y con muchas afinidades, el acosador se asegura de que su nuevo amigo quiera seguir hablando con él. Para lograrlo, suele hablar de temas de interés mutuo: deportes, música, escuela, etc., y luego continúa con los asuntos familiares, con quién vive, cómo es su familia, lo que hacen sus padres, etc.
– Seducción: Con toda la información y la confianza construidas hasta el momento, el acosador se dedica a seducir, incluyendo temas sexuales en las charlas, e intentando intercambiar imágenes con la víctima. Al halagarlas y generar en ellas un sentimiento de deuda, el acosador conseguirá que cumplan la mayoría de sus peticiones.
– Acoso: En este punto el acosador ya tiene una idea cercana de lo que puede obtener del niño: tiene su información privada y familiar, conoce sus gustos, miedos y tiene fotos de él o ella. El objetivo ahora se hace más claro: establecer una relación sexual, aunque inicialmente sea virtual. Es posible que en esta etapa el acosador se muestre tal y como es, utilizando el chantaje, las amenazas y la manipulación para lograr sus objetivos.
En algunas ocasiones, las primeras etapas pueden comenzar cara a cara con una persona conocida previamente por el niño, que posteriormente continúa con el abuso sexual.
En algunos casos, puede haber dos fases más:
– Búsqueda: En una primera fase, gracias a toda la información que los menores ponen en las redes sociales no supervisadas, en los chats, las redes sociales y los foros, el acosador busca a sus víctimas teniendo en cuenta factores como; la vulnerabilidad, la necesidad emocional, la baja autoestima, la soledad y la poca atención de los padres.
– Aislamiento: En una fase intermedia entre el enganche y la seducción, el agresor aprovecha la confianza que ha ganado con el niño y el conocimiento adquirido para tratar de aislarlos de sus amigos y familiares, con el fin de controlar mejor al niño, convertirse en la persona más cercana e impedir que se pongan en contacto con alguien para contarle lo que les está pasando.
Los cambios o síntomas que sufre la víctima pueden dividirse en cuatro grupos diferentes:
Cambios en los hábitos en relación con diferentes áreas:
– en el uso de dispositivos o Internet.
– en la asistencia a clase. Por ejemplo, la ausencia mal justificada.
– abandono o ausencia en las actividades habituales.
– altibajos en los tiempos de estudio y en el rendimiento escolar.
– variaciones en las actividades de ocio.
– modificación de los hábitos alimenticios.
– disminución de la capacidad de concentración y mantenimiento.
– ocultación especial al comunicarse a través de Internet o del teléfono móvil.
Cambios de humor:
– cambio de humor.
– momentos de tristeza, apatía o indiferencia.
– actitudes inusuales de relajación y tensión, incluso reaccionando agresivamente.
– explosiones momentáneas de agresividad.
Cambios en sus relaciones:
– cambios de grupo extraños y repentinos, ausencia de amigos y relaciones sociales.
– no defenderse o reaccionar exageradamente a las supuestas bromas u observaciones públicas. Pueden ser comentarios aparentemente inofensivos, pero para la víctima pueden tener otro significado.
– miedo u oposición a salir de casa.
– reservas excesivas en la comunicación.
– cambios en sus grupos de amigos, a veces cambios radicales.
– variaciones en la relación con los adultos, en términos de su frecuencia y su dependencia.
– la variabilidad de los grupos e ídolos o modelos a seguir e imitar.
cambios y síntomas físicos y psicosomáticos, tales como:
◦ modificaciones en su lenguaje corporal en presencia de ciertas personas, evitando el contacto o encerrándose en sí mismos.
◦ en el ámbito escolar, el miedo al recreo y a los lugares visibles.
◦ manifestaciones frecuentes de enfermedades o dolencias.
◦ frecuentes lesiones físicas sin explicación razonable, pérdida o deterioro de las prendas de vestir.
◦ mareos frecuentes con síntomas poco comunes.
◦ dolores de cabeza o de estómago que causan la pérdida de actividades o de asistencia a la escuela.
Las recomendaciones para prevenir el grooming son:
En el núcleo familiar es importante promover una comunicación intrafamiliar fluida, facilitando así la posibilidad de hablar con los niños sobre Internet, las redes sociales y los posibles peligros relacionados con ellas, por lo que es esencial advertirles sobre los datos que no deben proporcionar a través de estos canales.
También es aconsejable educar al menor en el uso seguro de Internet, sus herramientas, servicios y sobre las redes sociales, con el consejo previo de no proporcionar datos, ni de aceptar extraños. Se trata de formarles ofreciéndoles los conocimientos y herramientas necesarias para que sean cada vez más autónomos en el uso de las redes. Las medidas de supervisión y control deben adaptarse a la edad del niño, niña o joven que se desea supervisar.
Los centros educativos pueden elaborar acciones concretas contra el acoso sexual, contando entre el personal docente con expertos que canalicen y faciliten la información y el funcionamiento técnico de los mecanismos y dispositivos.
También pueden adoptar metodologías que faciliten la inserción y enfocar dentro de los contenidos los problemas de grooming, así como lanzar medidas dirigidas a la prevención.
En el caso de los menores, deben evitar proporcionar imágenes e información comprometedoras a nadie, así como hacerlas accesibles a terceros. Deben rechazar los mensajes sexuales o pornográficos y, en todo caso, pedir ayuda en situaciones nuevas o delicadas, especialmente si implican inseguridad o angustia emocional.